Los especialistas en genética pueden crear millones de nuevos virus en sus laboratorios. Sin ninguna regulación que impida que éstos se expandan incontroladamente, ¿quién necesita bioterroristas?
La utilización de la biología permitiría manipular especies y enfermedades: un verdadero caos biológico.
Willem P.C., del Instituto de Investigación de Affymax, en Palo Alto, California, publicó un ensayo en las Actas de la Academia Nacional de la Ciencia (PNAS) en 1994, describiendo una técnica en la que muestra que, mezclando de manera aleatoria el ADN y recombinándolo en el laboratorio, se generan proteínas recombinantes (1) con una acción muy mejorada. Según Stemmer, los estudios de simulación por ordenador han demostrado la importancia de la recombinación (2) de segmentos de genes en evolución, más que los cambios en una base simple. Para poner esto en práctica, inventó un método de reagrupación de genes tomados de fragmentos de un gen de manera aleatoria en un tubo de ensayo.
El ADN del gen es digerido por la enzima dexosirribonucleasa 1 (ADNsa 1) dividiéndolo entre 10 y 50 fragmentos de base par. Estos fragmentos son calentados para separar los dos filamentos, volviéndolos a unir en presencia de una polimerasa del ADN, una enzima que sintetiza ADN. Estos filamentos separados se agrupan de nuevo de acuerdo con secuencias de base complementaria en ADN homólogo (es decir, ADN con secuencias de base similares de la misma especie o de especies relacionadas); y una secuencia más corta unida a otra más larga “optimiza” la síntesis de ADN utilizando la secuencia más larga como plantilla, hasta que se completa la acción. Con estos fragmentos reagrupados de manera aleatoria, la polimerasa del ADN puede cambiar las plantillas muchas veces en el transcurso del reagrupamiento y así es cómo se generan los diferentes recombinantes.
De esta manera, muchas variantes de cualquier gen pueden ser recombinadas rápidamente, incluso variantes de especies diferentes. Grandes pedazos de ADN tales como plásmidos enteros, genomas virales y bacterianos pueden ser también recombinados. Para aumentar la variedad de recombinantes, pequeños trozos de ADN sintético pueden ser añadidos a la mezcla. Incluso ADN no-homólogo, es decir que proviene de especies no relacionadas, puede ser recombinado.
En su primer experimento, Stemmer afirmó que había producido un recombinante de una beta-lactamasa que aumentó la resistencia a un antibiótico beta-lactam en 16.000 veces. Cuando este recombinante se volvió a mezclar con su gen progenitor usando la misma técnica de mezcla aleatoria del ADN, que después Stemmer denominaría “reproducción molecular”, se obtuvo una enzima que era 32.000 veces más efectiva que la original.
Previamente, algunos investigadores habían usado otros métodos, tales como la reacción en cadena de la polimerasa (PCR), pero el resultado solamente fue mejorado en 16 veces como máximo. Y un planteamiento racional conocido y basado en la estructura de la enzima tampoco resultó mejor. Es por eso que los resultados obtenidos con la técnica de Stemmer parecen increíbles.
Desde entonces Stemmer ha creado una compañía con base en California, Maxygen Inc, para explotar esta tecnología. En una serie de ensayos realizados entre 1998 y 2002, él, junto con sus colaboradores y otras compañías, han utilizado la técnica para obtener proteínas muy mejoradas, tales como la proteína verde fluorescente, fucosidasa, subtilisina, timidina, quinasa e interferón-alfa, así como vectores retrovirales y filamentos de bacterias de la streptomicina y lactobacillus.
En el experimento con genomas retrovirales, seis virus de leucemia en ratón (MLV) fueron recombinados en una sola vuelta, dando una colección de 5 millones de réplicas de virus recombinantes. Entre ellos aparecieron virus completamente nuevos que infectaron las células ováricas de hámsters chinos, que ninguno de los MLV originales habían sido capaces de infectar antes, y virus recombinantes que eran entre 30 y 100 veces más estables que la cepa de origen, y por consiguiente mucho mejores para su utilización en terapia génica. De momento parece que este tipo de experimentos sólo se ha llevado a cabo por Maxygen Inc, o en colaboración con otras empresas, pero no por otras compañías a pesar del gran éxito relatado. Sin embargo, no hay duda de que el procedimiento en sí es peligroso.
Como estos investigadores han demostrado ampliamente, la recombinación es la mejor manera de generar nuevos virus y bacterias, aunque algunos de estos virus y bacterias recombinantes pueden ser letales. ¿Qué precauciones han tomado en lo que concierne a los recombinantes y a los vectores usados para evitar que sean liberados al medio ambiente? ¿Están los virus y bacterias recombinantes o su ADN estrictamente confinados en el laboratorio?
La regulación actual en cuanto a la contención de microorganismos genéticamente manipulados es altamente inadecuada, como hemos recalcado constantemente a los gestores públicos pertinentes. En Europa se permiten algunas “liberaciones” y éstas no sólo incluyen los residuos transgénicos que están formados básicamente de células y bacterias muertas (con gran cantidad de ADN transgénico), sino también algunas bacterias vivas, consideradas potencialmente peligrosas y que pueden suponer un peligro para la salud y el medio ambiente. Con experimentos no regulados como éstos, ¿quién necesita bioterroristas? Investigaciones de este tipo pueden causar daños irreversibles y de consecuencias imprevistas.
FURNTE:WEBLSLAM
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