El ataque ocurrió el 20 de mayo de 2001, cuando un avión de combate de la CIA confundió con n
arcotraficantes a unos misioneros evangélicos que sobrevolaban la selva peruana cerca de la ciudad de Iquitos.
Los disparos se saldaron con la muerte de la madre, Veronica Bowers, y su bebé adoptado de siete meses, quienes viajaban junto con el padre de familia, Jim, su otro hijo Cory, de seis años, además del piloto.
Las impactantes imágenes muestran al piloto del hidroavión pidiendo ayuda a gritos. A pesar de que los militares peruanos emitieron un aviso de alerta, el hidroavión se encontraba en otra frecuencia, por lo que no pudo escuchar el mensaje.
El jefe de la Comisión de Información de Seguridad del Congreso de EEUU, Pete Hoekstra, se declaró decepcionado por las recientes conclusiones a las que llegó la Junta de Rendición de Cuentas sobre el ataque erróneo.
"Eran ciudadanos estadounidenses que fueron brutalmente asesinados y creo que el Gobierno de EEUU fue cómplice de que sucediera", dijo Hoekstra. "La conclusión es que no creo que alguna vez obtengamos las respuestas que puedan asegurarnos que esto nunca suceda en el futuro", añadió.
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