Los instrumentos del Observatorio de Dinámica Solar (SDO) de la NASA han conseguido detectar unas ondas de plasma caliente en la corona del Sol que se mueven periódicamente a velocidades de 2.000 kilómetros por segundo. Estas observaciones proporcionan, por primera vez, pruebas inequívocas de la propagación rapidísima sobre la superficie solar, como si se tratara de un dominó, de unas «olas» que están relacionadas con las tormentas solares. Los científicos consideran que este movimiento es responsable de muchos y enigmáticos procesos, como el calentamiento de la superficie del Sol a millones de grados o la aceleración del viento solar, fenómenos que pueden tener profundas consecuencias para la Tierra y el espacio más cercano. El hallazgo, realizado por investigadores de la Universidad de Stanford en Palo Alto (California) y la compañía Lockheed Martin, ha sido presentado en un encuentro de la Sociedad Astronómica Americana y será publicado en la revista The Astrophysical Journal Letters.
Su velocidad es tan endiablada que, si pudiéramos surfear una de estas olas de fuego, seríamos capaces de ir a la Luna y regresar unas 16 veces. Hasta ahora, los científicos sabían que el plasma caliente produce un «efecto dominó», al igual que aparecen ondas en el agua cuando se tira una piedra. Las simulaciones computacionales, modelos y teorías especulaban cómo ocurría, pero nunca había sido posible observar estas ondas directamente. Simplemente porque los telescopios no eran lo suficientemente rápidos. La sonda SDO nos lo ha mostrado por primera vez.
16 «Tierras» apiladas
«Es la alta resolución temporal y espacial de los instrumentos del SDO lo que nos ha permitido ver con claridad este fenómeno por primera vez», explica el investigador Wei Liu, responsable del estudio. Las ondas son sucesivas, similares a las ondulaciones del agua, y emanan del núcleo cerca de una eyección de masa coronal. Después, se propagan. Sus velocidades alcanzan los 1.000 y 2.000 kilómetros por segundo en períodos de 30 a 200 segundos y con unas longitudes de onda de 100.000 a 200.000 kilómetros, que equivale a apilar de ocho a 16 «Tierras» una encima de otra. «Parece un fenómeno común -explica el físico Karel Schrijver, del Laboratorio Solar y de Astrofísica-; durante el primer año de la misión SDO, a pesar de que el Sol estaba relativamente tranquilo, vimos una docena de estas ondas». Aunque el mecanismo que las desencadena todavía resulta un misterio, «parecen estar relacionadas con las llamaradas solares».
Los científicos consideran que estas observaciones tienen un gran peso, ya que les permiten ser testigos de procesos que antes desconocían. De esta forma, podrán entender mejor las tormentas solares y el comportamiento del Sol, algo que puede ser fundamental para la supervivencia de la Tierra.
fuente:ABC
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